
Entre estos propósitos se encuentra la reducción en un 20% de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) y de las energías renovables en el consumo total de energía para 2020. Según el autor del estudio habría que tener en cuenta a cada país y sus posibilidades puesto que los factores económicos y geográficos son distintos para cada nación. Para ello pone como ejemplo a Dinamarca y Reino Unido. Mientras que en el primero la energía eólica genera el 20% de la electricidad, el Reino Unido cuenta tan solo con un 5% de electricidad proveniente de fuentes renovables.
Además existe otro problema. Los precios de comercio de las emisiones deberían ser suficientes para promocionar un uso eficiente de la energía y el desarrollo de tecnologías alternativas, pero en la práctica es imposible sufragar estas inversiones puesto que resultan más costosas. La solución, en opinión de Delgado, sería evitar los precios fijos y llevar a cabo un sistema de certificados “verdes”.
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