26 octubre 2007

INVASIÓN DE TOPILLOS

Después de unas semanas de tranquilidad en las que el número de topillos parecía haber descendido considerablemente, la plaga ha experimentado un nuevo rebrote. Así lo han afirmado los alcaldes de la localidad del norte de Moraña, la zona más afectada, en la reunión celebrada con la Junta de Castilla y León. Para paliar el problema, el delegado de la Junta, Francisco José Sánchez, ha vuelto a autorizar la quema de rastrojos en 22 municipios.
El microtus arvalis, o topillo campesino, es un pequeño roedor de no más de 5 cm. y 40 gramos de peso que ha traído de cabeza a los agricultores de la zona durante todo el verano. Gracias a las suaves temperaturas invernales se multiplicó hasta alcanzar una población de más de 500 millones de ejemplares. Esta vertiginosa reproducción provocó el salto de las colinas, su hábitat natural, a la llanura, donde carece de enemigos naturales. Durante los meses de junio y julio devoró más de 400.000 hectáreas con cultivos de cerea, remolacha, patata y maíz, lo que supuso unas pérdidas de más de 15 millones de euros.
Sin embargo, éste no es un fenómeno extraño. Según el Colegio de Ingenieros Agrónomos de Castilla y Leñon y Cantabria, se trata de un fenómeno cíclico que ya se dio durante los años 1988-89 y 1993-94. Los especialistas en plagas del Ministerio de Agricultura afirman que la mejor manera de exterminarlos es dejando que sus depredadores, parásitos y patógenos naturales lo solucionen, pero estas recomendaciones no fueron escuchadas y se optó por plaguicidas químicos como la clorofacinona o la bromadiolona que intoxican a sus predadores y además son peligrosos para la salud de quienes los manipulan. Tras las denuncias de los colectivos ecologistas se decidió optar por la quema de rastrojos.
Por otra parte, la Unión de Pequeños Agricultores solicita que se amplie la zona de quemas ya que consideran que “a día de hoy el peligro es mínimo, por lo que no se entinde una limitación tan severa en estos momentos”.

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